lunes, 29 de abril de 2013

Notas cortas: pecho de mono

Desde que los humanos descubrimos el hecho evolutivo nos preguntamos quiénes de entre todos los animales eran nuestros padres. Con el advenimiento de la cooperación entre la Paleontología, la Sistemática y la Genética, supimos que ninguna especie moderna nos dio origen y que somos hijos de especies que se han extinto, pero que los grandes simios (chimpancés, bonobos, gorilas y orangutanes) son nuestros primos vivientes. Nuestra evolución está íntimamente relacionada y explicada por parientes cercanos extintos como los homínidos bípedos del Cuaternario de África. Su estudio permite indagar acerca de nuestros orígenes y nos acerca a comprender porque tenemos la anatomía que tenemos.

Rango temporal de la mayoría de las especies de homínidos africanos cercanamente emparentados a nuestra especie.

Se acaba de publicar en la revista Science un artículo donde por primera vez, se reconstruye con evidencias sólidas la forma de la caja torácica de un homínido que no es del género Homo. Se trata del recientemente descrito Australopithecus sediba. La forma de la caja torácica determina la capacidad de los primates antropomorfos de correr y es auxiliar para la reconstrucción de la postura. Los humanos tenemos un tórax en forma de barril que nos permite correr y respirar adecuadamente, pues el diafragma (el músculo que es el principal encargado de hacernos respirar) se encuentra en la parte baja de la caja y una caja corta tiene un diafragma más poderoso que una caja amplia en la base. Además, la forma superior del tórax determina la ubicación y postura de los brazos, que en Homo sapiens estan separados y bajos, lo que nos permite tener miembros efectivos para manipular objetos.

Reconstrucciones de esqueletos de homíninos australopitecinos comparadas con Homo sapiens.

El caso de A. sediba es curioso, pues al parecer tenía los hombros altos y cercanos, como los de un chimpancé y un tórax moderadamente amplio en la base. Estas características nos dicen que si bien este era un simio bípedo, no era muy bueno manejando objetos y era un mal corredor, especialmente de largas distancias. Si bien presenta un tórax más avanzado que el de los chimpancés, no es tan avanzado como el nuestro, pero definitivamente es una caja torácica transicional hacia una forma más humana.

A la izquierda, caja torácica reconstruida de A. sediba. A la derecha, caja torácica de H. sapiens.


EVIDENCIAS:
- Estudio anatómico de al menos 13 costillas de A. sediba.
- Datación de fósiles.
- Anatomía comparada.

FUENTE:
Schmid, P., Churchill, S. E., Nalla, S., Weissen, E., Carlson, K. J., de Ruiter, D. J., & Berger, L. R. (2013). Mosaic Morphology in the Thorax of Australopithecus sediba. Science, 340(6129).

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